Apareció casi por casualidad... Un viernes de mandanga, de estar flamenco. No quiso pagar por mis servicios con su amiga, cosa que me hace pensar que mis besos parecen no valer tanto ya, aunque al fin y al cabo no habían probado mi mercancía... aún.
Un telefono, y un "Me llamarás verdad?", una despedida con beso en la boca... y una llamada al día siguiente, y al siguiente... Y mi capacidad de poner color a sus mejillas, a sus labios y a los mios...
Un feliz cumpleaños al oido. Un batido de vainilla... Una canción o varias. Una historia.
Un disco, su mirada de niña buena o no... Su deseo, su respiración agitada al telefono, su habitación, su vestido de lunares que le sienta tan bien... sus labios, a los que debo confesar:
-"Me llamo Alejandro y soy labiolico."
Su ombligo, su vientre y su jardín femenino.
Un telefono, y un "Me llamarás verdad?", una despedida con beso en la boca... y una llamada al día siguiente, y al siguiente... Y mi capacidad de poner color a sus mejillas, a sus labios y a los mios...
Un feliz cumpleaños al oido. Un batido de vainilla... Una canción o varias. Una historia.
Un disco, su mirada de niña buena o no... Su deseo, su respiración agitada al telefono, su habitación, su vestido de lunares que le sienta tan bien... sus labios, a los que debo confesar:
-"Me llamo Alejandro y soy labiolico."
Su ombligo, su vientre y su jardín femenino.
Ya era hora.
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