Mal educados por la tele

Este artículo fue publicado anteriormente en "En busca del valle encantado".

Últimamente, con mi cambio de horario veraniego en el trabajo, caigo por mi casa, a la hora del “Salvame”, obra maestra que se precie de la televisión patria. He de reconocer, que al final acaba enganchando. El morbo de ver como destruyen identidades, crean resentimientos o simplemente se despotrican entre ellos, es muy placentero. Todo ello, en un ambiente de total ausencia de moderación total de los turnos de palabra, de incluso la moralidad que parece no dejarse ver por el plató; todo sea por la audiencia.

Y es que ya lo decía el tio Freddy, “El show debe continuar”, y sea como sea, las luces no se deben apagar, incluso perdiendo la dignidad como ser humano.

Bueno, pero no estoy aquí para criticar la mala producción y calidad del programa. Sino de su efecto en la sociedad. En esta, nuestra sociedad, aburrida hasta las trancas por una crisis que no parece tener fin y que es la excusa de todos los males, la gente ha perdido su identidad. Ya no son Juani, Magdalena o Rocio. Son un número más en las listas del paro. Ahora son PARADOS. Y obviamente, cuando pierdes tu identidad, pierdes tu vida, o esta al final termina siendo la vida de los demás.

Y que pasa, cuando tu vida es la de los demás. Pues que tu no importas como individuo. Tus preocupaciones, pasan a ser la situación de tal o cual personaje famoso. Te importa mucho (más de lo que debería) si uno se va a cazar elefantes, si al otro lo han trincado por sustraer fondos públicos, o si la otra ha hablado en la tele de fulanica.

Y te olvidas… te anestesias. Y en un país como este, acostumbrado a perder la memoria si no es para recordar las champions que tiene el Real Madrid, o para cuando Alex Crivillé le ganó por los pelos a Doohan (me siento muy viejo sabiendo que esto lo viví), eso no hace si no agravar más aún la maltrecha situación que pasamos, gracias a la perdida del norte y de valores.

Y al final, los personajes se reflejan en las personas, la gente no ve mal robar fondos públicos, porque como no van a juzgar a nadie, no está mal; tampoco está mal matar elefantes; incendiar bosques, etc.

Pero lo peor de todo, es intentar mantener una conversación con alguna de estas personas, al final les sale el puntito Belen Esteban, te cortan mientras hablas, su inseguridad les obliga a monopolizar la conversación sin tener argumentos en los que sostenerla, no escuchan y lo peor de todo… Gritan.

Sinceramente, algunas veces espero que el fin del mundo llegue cuanto antes. Si los mayas tienen razón, debería adelantar mi cumpleaños un mes, y así celebrarlo y morir con 25 años.

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