Quien le hubiese dicho a la srta. Gaga, que su estrafalaria imagen iba hacerle ganar el título de nueva reina del Pop. Pues si, y es que los medios, nombran y destituyen al antojo, con tal de verse modernos y subidos en la cresta de la ola siempre. Si realmente dijesen la verdad, los telediarios, serían otro cantar.
Es por eso, que hoy quiero hablar de la imagen que los demás ven de uno mismo. Proyectar hacia fuera lo que llevas dentro, sería la imagen ideal de una persona. El problema es cuando estás lleno de fantasmas, miedos y tabúes que quizás no serían bien vistos desde fuera.
Por eso, hoy día defiendo la importancia de la imagen, pero una imagen fiel, auditada, comprobada de la persona. Después de todo, no tendría sentido que la mona se vistiese de seda, porque siempre sería una mona.
Decir la verdad, quizás cuesta, quizás molesta y quizás te hace perder mucho más que si no la dices o la dices a medias (que como me enseñaron, una verdad a medias se diferencia de una mentira solo en el nombre), pero ello no debe ser el motivo de que algo no sea natural.
Si primeramente, pensamos que somos, y que queremos expresar, el camino se vuelve muchísimo más fácil a la hora de buscar la forma para expresar lo que queremos, que no es más ni menos que nuestro propio ser. Ser un producto de lo que queremos expresar sin ser coherente con lo que somos, siempre denotará falta de naturalidad, y nadie creerá lo que dices, lo que haces o lo que quieres; si en este caso se proyecta la imagen de lo que somos, pero no de lo que queremos expresar, nadie sabrá que queremos, y optarán por la indiferencia frente a ti con respecto a los demás.
Es por eso, que el equilibrio debe ser una constante, la coherencia debe ser una máxima a seguir, puesto que sin ella, el mensaje que se quiere transmitir, no es igual de creíble.
Por tanto, decir que no es malo, preocuparse por la imagen de uno mismo, al revés, esto no debe ser motivo de miedo, pudor, etc... Quizás esa buena imagen, te facilite el camino en tu carrera profesional, en tu vida personal, en tus metas a conseguir, etc...
Es por eso, que hoy quiero hablar de la imagen que los demás ven de uno mismo. Proyectar hacia fuera lo que llevas dentro, sería la imagen ideal de una persona. El problema es cuando estás lleno de fantasmas, miedos y tabúes que quizás no serían bien vistos desde fuera.
Por eso, hoy día defiendo la importancia de la imagen, pero una imagen fiel, auditada, comprobada de la persona. Después de todo, no tendría sentido que la mona se vistiese de seda, porque siempre sería una mona.
Decir la verdad, quizás cuesta, quizás molesta y quizás te hace perder mucho más que si no la dices o la dices a medias (que como me enseñaron, una verdad a medias se diferencia de una mentira solo en el nombre), pero ello no debe ser el motivo de que algo no sea natural.
Si primeramente, pensamos que somos, y que queremos expresar, el camino se vuelve muchísimo más fácil a la hora de buscar la forma para expresar lo que queremos, que no es más ni menos que nuestro propio ser. Ser un producto de lo que queremos expresar sin ser coherente con lo que somos, siempre denotará falta de naturalidad, y nadie creerá lo que dices, lo que haces o lo que quieres; si en este caso se proyecta la imagen de lo que somos, pero no de lo que queremos expresar, nadie sabrá que queremos, y optarán por la indiferencia frente a ti con respecto a los demás.
Es por eso, que el equilibrio debe ser una constante, la coherencia debe ser una máxima a seguir, puesto que sin ella, el mensaje que se quiere transmitir, no es igual de creíble.
Por tanto, decir que no es malo, preocuparse por la imagen de uno mismo, al revés, esto no debe ser motivo de miedo, pudor, etc... Quizás esa buena imagen, te facilite el camino en tu carrera profesional, en tu vida personal, en tus metas a conseguir, etc...
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