Apurando los últimos días con el Sr. Vingt Deux.

Se marcha, si, es inevitable. De nada han servido los intentos por retenerlo aquí de por vida. El debe seguir su camino, y yo el mío. Atrás queda un año desde que lo conocí. Ha sido un buen año en muchos sentidos y gracias a el sigo aquí, por eso le debo eternamente su inestimable ayuda durante todo este año.

Lo conocí en el aeropuerto, el día de mi cumpleaños, un señor discreto, y que no aparenta tener su edad, si no algunos años más.

Nos hemos acercado por el club, hemos estado charlando de todo este año, de sus planes, de los míos, y de todo en general (es lo bueno de tener un alterego). Hemos recordado las insuperables notas de primero, las no tan buenas de segundo, del trabajo, del grupo, de mis guitarras, de la gente que hemos conocido durante este año y de ella, sobre todo de ella...de como me hace reír, de cómo me hace sentirme mejor, de cómo me hace enfadarme también, y de cómo después de 1.366 días aún sigue aquí. Y me alegra tener estas reuniones, aunque sea una despedida, es la excusa perfecta para venir aquí a charlar conmigo mismo.

Ha sido muy buen año, y es una pena que tenga que marcharse, y peor es que no estará en mi cumpleaños, esta noche a las 23:59 saldrá su vuelo, ¿a donde irá?, no lo sé, ¿volverá?, no lo creo.

Hasta siempre Sr. Vingt et deux.

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