A navidad la conocí, a finales de septiembre, entró en la villa al mismo tiempo que yo, y saldrá antes que yo.
Una gran melena rizada, de color castaño, portentosa, grande, la bruja del consejo de administración de la gran empresa que es la villa.
Llegó anunciando sus normas, disimuladamente claro, de forma positiva, y muy aceptable, lo que nadie sabía era, que para este neurótico encubierto, esa fachada de persona amable (bueno eso estaba por ver), se encontraba el ser menos afable del reino, la persona con la que surgirían los últimos problemas de mi estancia en la villa.
Tras un año completo de abusos y desusos, corrí buena suerte si conseguí llegar hasta hoy sin perder la paciencia, pero, el destino aguardaba un último enfrentamiento, el último, y no por ello menos encarnizado. La lucha estaba a punto de comenzar...
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